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ESCUELA DE PADRES

Niño tocando música Es usted madre o padre que complace todos los caprichos de su hijo y que cede ante los enojos y rabietas de éste en vez de amonestarlo? ¡Cuidado! Algo falla en el funcionamiento de su familia y, de no cambiar, puede afectar seriamente la convivencia del pequeño en el futuro. Lea lo que sigue para saber cómo solucionar el problema.

Los padres mexicanos están cada vez más conscientes de que una educación rígida puede generar baja autoestima en sus hijos y, por ello, buscan establecer una nueva relación en la que no sólo se cubran necesidades como alimentación y atención de enfermedades, sino que también persigue el respeto a las decisiones, gustos y emociones de los infantes. Los castigos "memorables" desaparecen paulatinamente, a la vez que frases tan contundentes como: "harás todo lo que te digo porque yo soy tu padre" no se escuchan con la frecuencia del pasado.

Queda claro que la creatividad y espontaneidad de muchos niños se ha beneficiado con este cambio, pero también hay que señalar que hoy es más frecuente presenciar un hecho que contradice el objetivo de los progenitores por establecer trato entre iguales y que echa por la borda todas sus buenas intenciones: el hijo, a través de gestos, actitudes de enojo y berrinches, orilla con relativa facilidad a su padre, madre o a ambos a cumplir sus caprichos en forma incondicional.

Ciertamente, la "pequeña tiranía" es un problema de convivencia familiar cuya consecuencia más notable, de momento, sería sufrir algún bochorno cuando el menor hace una de sus rabietas en una reunión social o lugar público; sin embargo, los padres deben considerar que de prevalecer esta conducta su hijo tendrá serios problemas en sus relaciones sociales, además de que su desempeño escolar y hasta laboral puede volverse problemático.

Más de uno se preguntará por qué ocurre esto y si no sería mejor volver a los métodos restrictivos de antaño; para solucionar estas dudas y otras que se presentan, a continuación abordamos los aspectos generales que dan lugar a la aparición de niños manipuladores y, sin sustituir la opinión de un psicólogo, una orientación para cambiarlos.

Falta de límites Falta de límites

Muchos adultos recuerdan con cierta nostalgia aquellos episodios de su infancia en los que el autoritarismo de sus padres les hizo olvidarse de sus aspiraciones y como enfrentaron al mundo con inseguridad y tristeza debido a que no fueron capaces de tomar sus propias decisiones. Así, el deseo de aprender a tocar guitarra, salir a bailar o formar parte de un equipo deportivo con sus amigos quedó convertido en un sueño que nunca se cumplió.

Sugerir alternativas Sugerir alternativas

Al aplicar límites en el comportamiento del niño es válido ofrecerle otra opción que haga sonar menos negativa una prohibición y le permita sentirse con menos desventaja al ver que sus sentimientos y deseos son aceptables. De este modo, es adecuado decir: "hijita, mis cosméticos son para arreglarme y no para jugar; pero mira, aquí tienes un crayón y papel para pintarlo" o "no te puedo dar un caramelo antes de la cena, pero te puedo dar un helado de chocolate después".

Ser consistente Ser consistente

Las rutinas importantes para el buen funcionamiento de la familia se deben cumplir de manera constante y sin excusas, ya que de esta manera es más fácil fijar límites en la educación del menor. Considere que una rutina flexible (como irse a dormir a las ocho una noche, a las ocho y media en la próxima, y a las 9 ó 10 en otras) invita al niño a crear resistencia y a no apegarse a lo que se le dice.
Tomado y adaptado
Autora: María Elena Moura